Todo lo mío está aquí:
El amor, la rebeldía, ciertos mitos,
asombro por las cosas menores.
Si todo cabe en una palabra.
¿Entonces?.
Mi faro son las estrellas.
De norte a sur el gran océano me nombra el cielo.
Mi carta es un as de astrolabios rojos que se abren con la noche.
EQUUS
El día es un colosal caballo que relincha encendido.
Héctor Rojas Herazo
Caminaba un sendero
Que me llevaba hasta el mar.
Pensaba en mi hijo.
De súbito aparecieron: eran caballos.
De inmediato, su genealogía de niño recién nacido
iluminó la mañana como un rayo.
Así supe su nombre.
Recuerdo que entoné una canción de padres viejos.
Veinte años han pasado desde ese día de marzo.
¡La vida es hermosa!: ahora eres tú graduado de padre nuevo.
Veo tanto amor en tus ojos.
EDUARDO BARROS PINTO
EL MAGICO SENDERO DEL AGUA
A los estudiantes de Cristo Rey
Lo único que nos salva son las palabras.
Garrotéalas.
Átalas al hilo de tu cometa.
Zámpatelas todas como si fuesen rosquillas.
Construye con cada silaba un sueño.
Enraízate, juguetea, pesca tu pescado.
En la palabra mar están extendidos
todos los mares del mundo.
Navégalos todos
En un labra palabra.
EDUARDO BARROS PINTO
EL PRIMER NAVEGANTE
Ven pronto amor, mujer perfecta.
Trae en tu cintura la brisa del Gran Caribe,
la paz guerrera de la Sierra Madre.
Ven, te espero.
Ven a abrazar conmigo la fe de los vivos y muertos;
la fe de un dios que es Dios
y por tanto reconocible, amada mía.
Ven amor,
montaña de pasión pura.
Escúchame.
Devuelve mi locura de luna llena,
mi mejor sonrisa, mi llanto marino.
Ven.
Seduce sutilmente mis sentidos.
Embriágame con el néctar salvaje de tus pechos.
¿Dónde estás?
No te detengas amor.
Ven. Ven regando la sed de los desiertos,
abriendo camino entre espinas feroces como rosa guerrera.
Ven amor,
amante brutal, anclar en ti,
quedarme en tus puertos.
EDUARDO BARROS PINTO